El futuro de la conservación de la naturaleza en Europa pasa por garantizar la conectividad ecológica de los espacios protegidos. De lo contrario se corre el riesgo de que queden convertidos en islas de biodiversidad rodeadas por un mar de infraestructuras, zonas urbanas y agricultura intensiva. Para ello es fundamental el diseño de redes de corredores ecológicos y su integración en la ordenación del territorio y en otras políticas sectoriales (agricultura, urbanismo, transportes, etc)